INTRODUCCIÓN A 100 CORREOS PARA ANA
El encuentro fue “casual”. Un sacerdote chateaba por Internet y apareció “Ana”, una joven en busca de su identidad.
¡Estos correos son el fruto de una reflexión serena y un deseo sincero para transmitir a los jóvenes las preguntas, las dudas, las inquietudes y las posibles “búsquedas” en clave cristiana.
39º CORREO: ANA Y EL ANSIA DEL TENER.
Ana:
Vivimos envueltos en una espiral de consumo que nos deja insatisfechos por momentos. ¡Cómo te entiendo cuando dices que el otro día fuiste con tu madre de compras y al final volviste más frustrada que de costumbre!
¿No crees que esta sociedad tan opulenta en sus ofertas deja nuestros deseos sumergidos en la frustración y envueltos en el malestar?
Me viene a la memoria aquella historia del niño que pedía a los Reyes Magos lo que veía en la televisión y su sorpresa fue mayúscula cuando su juguete ni volaba ni era tan bonito como lo veía en la pequeña pantalla. Y, además, no recibió todo lo que pidió.
Horacio decía que “El que no sabe vivir con poco será siempre un esclavo”. Y esta sentencia enlaza con los principios sapienciales que los mejores hijos de la humanidad han profundizado sobre la correcta relación del hombre maduro y la riqueza.
Ana, suena con fuerza la máxima de Horacio en esta sociedad consumista y esquizofrénica, una sociedad que valora todo por el dinero y sigue a ciegas este lema: "Tanto tienes, tanto vales", "Todo tiene un precio".
Mientras engañamos a nuestra conciencia y a nuestra libertad a base de dinero, algunas voces privilegiadas advierten que "no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita".
Mientras todos los ciudadanos añoramos una vida cada día más repleta, basada en acaparar y tener más, los hombres y mujeres más libres reclaman para este tiempo autenticidad.
Mientras la sociedad condiciona la felicidad con el tener y estar "a la última", aparecen testimonios desgarradores de hombres y mujeres adinerados que están hastiados de su riqueza y reclaman un ambiente más saludable lejos de tanto bienestar material.
Mientras la publicidad nos invade y nos pide gastar el dinero que no tenemos para comprar cosas que no necesitamos, muchos suspiran una sociedad más igualitaria y menos esquizofrénica.
Mientras unos piensan que “poderoso caballero es don dinero”, otros descubren que hay que invertir, emplearlo y negociar con él pero no darle nuestro corazón.
Una mujer muy rica expresaba con amargura: “Soy tan pobre, tan pobre, tan pobre, que lo único que tengo es dinero”.
¡Sí, la experiencia nos demuestra que "el que no sabe vivir con poco será siempre un esclavo"!
Un amigo.
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